La permanencia de estas cifras refleja la necesidad de reformas estructurales urgentes que cambien positivamente la situación a fin de evitar daños sociales irreversibles. En medio de tantas discusiones, los grupos de poder han pescado en ríos revueltos, haciendo uso de planteamientos con brillos académicos, al sostener la imperativa necesidad de: “flexibilizar el mercado laboral para de esa forma incentivar la inversión y, por ende, crear más empleos que a su vez contribuyan a una mejora en el nivel de vida de los dominicanos”.
De la afirmación anterior se pasó a la presente situación de “desprotección general de los derechos de los trabajadores”, casi proscribiendo a las organizaciones sindicales defensoras de sus conquistas. Incluso, el Banco Mundial publicó un informe diciendo que en los últimos 10 años en el país, el salario de los trabajadores perdió el 30% de su poder real de compra, a pesar de que la productividad laboral ha crecido en cifras parecidas.
En otras palabras, la clase laboral vive momentos difíciles agravados por la creciente inmigración de trabajadores ilegales que deprimen tanto los salarios como las condiciones de vida. El país está sometido a grandes contradicciones, cuando el Estado y líderes empresariales lo presentan como lugar casi idílico a las inversiones, mientras organismos internacionales denuncian los bajísimos salarios y las deprimentes condiciones laborales.
Lo sensato es preguntarse si se podrá engañar a la comunidad internacional, porque ¿en qué lugar del mundo la pobreza extrema ha generado riqueza y prosperidad? Según análisis de The Economist, la tasa de desempleo fue del 15% en 2013, lo que nos dejó claro que el alto desempleo en el sector formal ha llevado a un aumento de la informalidad, porque había un estima do de 2,3 millones de puestos de trabajo informales, o el 56% de la fuerza laboral, de acuerdo a información publicada por el Banco Central. Según las estadísticas más recientes, la tasa de desocupación abierta juvenil, actualmente, es de 20.8% para las mujeres y de 11.8% para los hombres, para lo que hace total de 32.6% de desempleo.
En vista de que la situación laboral de República Dominicana está cada día peor, debemos de provocar un cambio en la mente de nuestros jóvenes, incentivándoles e inculcándoles el emprendedurismo. Incluso sería de gran transcendencia impartir cátedra sobre ese nuevo quehacer en las universidades. ¿Por qué el emprendedurismo? , Porque es una herramienta trasversal que caracteriza la efectividad de los sistemas económicos del presente siglo XXI. Es el “gen” diferenciador que potencializa el crecimiento de todas las naciones, alimentándose del desarrollo de negocios y oportunidades con visión innovadora, capaces de captar los altos estándares.
Para fomentar el emprendimiento se necesita cultivar tanto destrezas, habilidades, aptitudes y actitudes de nuevos empresa rios, como también condiciones idóneas de recursos técnicos y económicos que solo se consiguen a través de la capacitación profesional. Los emprendedores son personas que movidas por la búsqueda de independencia y la realización personal crean nuevas empresas.
Hoy, cuando todas las economías y empresas tratan de superar la crisis financiera que arropa a todos los países del mundo, la necesidad de crear, innovar y ser emprendedor se hace más imperativa y urgente. Pero el emprendendurismo resultará débil y riesgoso si no va acompañado de creatividad e innovación. Entendiendo por creatividad la capacidad de generar nuevas posibilidades, solucionar problemas, proponer cosas nuevas y distintas aplicables a realidades concretas.
La innovación, vista como la puesta en práctica de las ideas nuevas y útiles, es un esfuerzo inteligente para lograr cambios. La innovación, “convierte las ideas en productos o servicios útiles, practicables y comerciales”. Y estas habilidades hay que aprenderlas y enseñarlas mediante el acompañamiento y la capacitación en sus diferentes modalidades.