Por Randy Rapozo | | [email protected]
25 octubre, 2016 - 12:13 PM
Isaías Z. Fernández
Profesor de Física, UASD
Debemos dejar claro que estos agujeros negros no se pueden ver en el espacio, por una razón obvia, la luz queda presa en su interior.
En el campo de la Astronomía parece que hay bastantes evidencias de que en el centro de nuestra galaxia hay un agujero negro cuatro millones de veces más masivo que el sol, con una anchura de 24 millones de kilómetros. Este agujero negro, que parecía estar tranquilo, ahora parece que se ha activado y está engullendo todo lo que le pasa cerca.
El agujero negro se puede definir como una región infinita del espacio en cuyo interior hay una masa que puede ser millones de veces la masa del sol, por lo que genera un campo gravitatorio demasiado grande que obliga a las estrellas de su entorno a danzar en torno a él. La primera persona en hablar de los agujeros negros fue el geólogo inglés John Mitchell, en el año 1783. Más tarde, el afamado matemático Pierre-Simon Laplace advirtió de la existencia en el espacio de una gran concentración de masa que creaba un campo gravitatorio muy grande.
Luego, en el siglo XX, el científico Albert Einstein conmueve al mundo científico con la salida de su teoría de la “Relatividad General”, en la que sostenía que la luz podía ser atraída por la gravedad. La teoría de la relatividad general fue fundamental para que los científicos comprobaran la existencia de los agujeros negros.
Debemos dejar claro que estos agujeros negros no se pueden ver en el espacio, por una razón obvia, la luz queda presa en su interior. La comprobación de estos fenómenos ha sido posible con la utilización de telescopio moderno con tecnología de infrarrojo para poder penetrar el polvo y la nube de gas, que muchas veces obstaculizan las observaciones de los astros. Con estos telescopios se ha podido observar a grandes distancias en las galaxias, una masa oscura con una fuerza de atracción tan grande que hace que las estrellas giren a gran velocidad en sus entornos, los agujeros negros.
Como la masa de este agujero negro, el que está en nuestra galaxia, la vía láctea, es enorme. Eso implica que la fuerza gravitatoria es inimaginable de grande, haciendo que las ondas expansivas de la energía que caen en él podrían acabar con la tierra.
Por la Teoría de la Relatividad General, podemos decir que la rotación del agujero negro distorsionaría el espacio-tiempo, donde la masa de la tierra crearía una hendidura en este tejido, de manera que si no fuera por el movimiento de la tierra esta desaparecería.