En este último escenario destaca la isla de Santo Domingo con la conversión del instituto de los padres dominicos en Universidad Pontificia, mediante la Bula In Apostulatus culmine aprobada por Su Santidad Paulo III, el 28 de octubre de 1538. Con esta iniciativa quedaba encendido en el continente un faro de luz y conocimientos que llamaría la atención de las mentes más preclaras de la época.
Al pasar revista a los casi cinco siglos transcurridos desde entonces se nota que en la Primada de América se ha dado la alternancia entre momentos de gloria y de penosas vicisitudes. De repente, por ejemplo, la condición de foco receptor de estudiantes de los territorios insulares y continentales del imperio colonial español, y de proveedora de rectores para universidades como la de Caracas y La Habana, dio paso a interrupciones en sus operaciones, cambios de nombre, en la orientación de su misión y visión.
La aparente reedición de lo expresado tiene su momento cumbre en el Movimiento Renovador, que a partir de la contienda de abril reorientó la vida universitaria hacia las metas que nos hacen grandes como nación, entre las que cuentan el compromiso de la defensa de los valores fundamentales del ser humano, la asunción consciente de los rasgos de la dominicanidad y la formación de recursos humanos calificados y con sentido de ciudadanía responsable.
Afortunadamente, estos aires de universidad comprometida siguen y seguirán vigentes para bien de la familia uasdiana y provecho de la patria. Así lo dictan nuestras fortalezas y la disposición del cuerpo de autoridades responsables del desempeño de la Universidad. También lo muestra el atinado programa conmemorativo del 476 aniversario en proceso de ejecución. Se trata de una propuesta muy bien articulada y de gran interés por la pertinencia y el peso académico de las actividades incluidas. De este modo, no sólo hacemos del mes aniversario una fiesta de la meditación, de la información y del conocimiento. También es una manera de reiterar nuestra invitación a trabajar en conjunto por el engrandecimiento de la UASD y la cristalización de nuestros anhelos y esperanzas.