Eso afirmaban Gardel y Lepera, con respecto a los 240 meses que debió esperar alguien para regresar a su patria, acto que fue perpetuado en las grabaciones de discos de larga duración y filmaciones cinematográficas de los años 30.
Ellos nunca se imaginaban que, en un país caribeño (República Dominicana), surgiría una figura que -con su entusiasmo, honestidad y entrega al trabajo- derribaría su afirmación y elevaría esa cantidad de tiempo. Para muchos, tal vez el nombre de Facundo Reyes Francisco (Ney), un humilde hombre nacido en El Guaranal de Altamira, Puerto Plata, no despierte interés alguno.
Sin embargo, ese hombre es quien ha utilizado 50 años de su vida para todos los días poner en condiciones óptimas los terrenos deportivos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Ney señala las vicisitudes que se pasaba -en ese entonces- para conseguir entrevistarse con la más alta autoridad de la academia, debido a los conflictos existentes entre Aybar y la dirigencia de la Federación Dominicana de Estudiantes, con Amín Abel Hasbún, Asdrúbal Domínguez y Leonardo Mercedes al frente.
Aybar temía por su vida, por lo que la entrada a sus oficinas estaba rigurosamente restringida. Para sus fines, Reyes Francisco se valió de un guardián que ese día estaba en el servicio y –por el tiempo transcurrido– apenas recuerda que era de nombre Fermín. Esa persona logró que el funcionario lo recibiese.
Con pocas palabras, Reyes Francisco hizo sus planteamientos y convenció al funcionario académico, enviándolo a donde Guillermo Corona, quien se desempeñaba como jefe de Mayordomía, para que lo pusiese a trabajar como jardinero.
Al Moncito tener fama de “enredado”, Corona no creyó en lo dicho por Ney, tomando la decisión de ir al despacho rectoral, encontrándose con una fuerte reprimenda y una reafirmación del mensaje llevado por el visitante. Corona formalizó el nombramiento del nuevo jardinero y -dos meses después- fue asignado al marcaje de los plays y la pista de atletismo de la UASD.
Ese nueve de agosto del 1964 quedó grabado en su perenne recuerdo porque -según dice- dividió su vida en un antes y un después como hombre integrado a la producción y que cambió su vida para ser un fiel servidor universitario.
En esa fecha se inició como exponente de una labor diaria que es ejemplo y orgullo para los integrantes del Departamento de Deportes de la academia.
Todos los que han pasado por la dirección de ese organismo, tienen la convicción de su acrisolada hoja de servicio del hombre que, desde el 1964, llega religiosamente a las seis y media de la mañana para comenzar el marcaje de los terrenos en donde las figuras atléticas uasdianas se dan cita para dar lo mejor de sus condiciones físicas y poner bien alto el lienzo de la más antigua academia de América.
Hamlet Herman, Mochín Pinedo, Carlos Julio Fèliz, Aníbal Mateo, Arnulfo Sánchez, León Jon Núñez, Justo de la Cruz, Álvaro Lembert, Julio Gómez y Félix Martínez, son algunos de los funcionarios que quedaron maravillados por la entrega total de ese hombre a la causa de esta institución.