Por Randy Rapozo | | [email protected]
13 octubre, 2018 - 9:56 AM
La mañana del 16 de julio de 2018, la doctora Emma Polanco ha asumido la rectoría de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), tras la juramentación durante un emotivo acto celebrado en el Aula Magna. Posteriormente han jurado los vicerrectores de Extensión, Investigación y Posgrado, Administrativo y Docente, y demás autoridades.
Son muchas las expectativas de la comunidad universitaria y de la sociedad en sentido general, en torno a la nueva gestión. Y bueno que sea así.
Eso confirma que nuestra institución ocupa un lugar especial en los corazones de los dominicanos. La sienten suya, pese a los avatares económicos que ella ha capeado día tras día desde la lucha por el medio millón de presupuesto, a finales de la década del sesenta.
Los nuevos ejecutivos se han comprometido a trabajar sin descanso en pos de tales esperanzas. Saben que no hay tiempo para perder si queremos una UASD cada vez más pertinente. Que no habrá respiro durante el cuatrienio que acaba de comenzar. Que no traicionarán la propuesta de gestión presentada al electorado en la reciente campaña.
Igual estado de conciencia ha de primar entre todos los actores de la academia estatal.
La UASD debe dar a la sociedad señales contundentes de sinergia para lograr sus objetivos y metas; detectar y controlar las fuerzas estresoras o amenazantes y potenciar sus cualidades. Corregir entuertos y mirar al futuro, que es promisorio.
Voluntad para enfrentar esos y otros desafíos, ha mostrado la rectora.
Justo y necesario. La UASD urge una redefinición de su articulación con el Gobierno y organizaciones de la sociedad civil. Pero, primero, ha de presentar evidencias convincentes sobre su nueva postura de cara a la realidad nacional.
Es responsabilidad colectiva, sin embargo, garantizar a las actuales y próximas generaciones el derecho a estudiar en la primera universidad de América (1538).
¡Ha llegado la hora! ¡Construyamos la UASD que soñamos!