La internacionalización de la educación superior constituye un aspecto estratégico en la redefinición del Modelo Educativo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, puesto que este proceso fortalece la política de cooperación académica horizontal que están asumiendo las mayorías de las universidades públicas de la región, como una propuesta diferente al tipo de acuerdos y convenios que está promoviendo la globalización lucrativa de los países centrales.
Primeramente, conviene precisar lo que se debe entender por internacionalización de la educación superior. Knight (2002), afirma que “la internacionalización de la Educación Superior es el proceso que desarrolla y/o ejecuta y mantiene políticas y programas que integran la dimensión internacional, intercultural o global en los propósitos y o en la forma en que se realiza la educación superior”.
En este sentido, Komlavi Francisco Seddoh, director de la división de la Educación Superior de la UNESCO, sostiene que “la internacionalización se ha convertido en una condición sine qua non para cumplir en el papel y la misión que le corresponde a la educación superior, como parte inherente para alcanzar la calidad y la pertinencia de la enseñanza, la investigación y la gestión al servicio de la sociedad”. (Ramírez: 2014)
Este proceso está determinado en lo fundamental por el contexto de los acelerados cambios sociales, políticos, económicos y culturales; por los avances continuos científicos y tecnológicos, las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TICs), los cuales les están imponiendo a la alta casa de estudios, una permanente revisión y adecuación de sus actividades, en cierta medida, y una redefinición de su misión y visión.
Según Knight (2006) “una de las estrategias que más se ha priorizado en esta concepción de cooperación es el fortalecimiento de los planes de mejora de la calidad de la enseñanza, del proceso educativo, la promoción del intercambio de experiencias, la investigación de pares, la movilidad estudiantil y profesoral, el mejoramiento del desarrollo institucional y eficientizar la gestión de los servicios. La integración para la cooperación educativa, es clave para el proceso que se enfoca tanto en actividades académicas como factores organizacionales, que son medulares y sustentables en la dimensión internacional”.
Esta política de cooperación académica horizontal, toma como prioridad institucional, las políticas de desarrollo de las actividades universitarias a niveles locales y regionales. Su intención es complementar, armonizar y extender la dimensión local no dominante. Si esta certidumbre fundamental, no se respeta o no se cumple, hay muchas posibilidades de que la internacionalización se vea como una agenda hegemónica o de homogenización. O sea, que se vea como un instrumento de dominación cultural de los países centrales promotores de la globalización instrumental.
Para superar el temor de caer en esta posibilidad, se plantea “como punto de valoración las realidades socio-culturales, locales, la cultura regional, la interculturalidad que son fundamentales en la internacionalización de la educación superior desde una perspectiva alternativa.”
Ello plantea que la UASD debe asumir la concepción y el modelo de internacionalización fundada en los postulados de la colaboración académica horizontal. En este sentido, Arango (2016) plantea que para que la “internacionalización tenga bases firmes y sea eficiente en esta perspectiva, es necesario que sus promotores tengan claro qué significa y qué implicaciones tiene éste proceso.
Puesto que en educación superior en el presente siglo, la internacionalización es un fenómeno omnipresente en la institución universitaria, que toca todos los aspectos de sus directrices institucionales”.
Desde la claridad de lo que implica la internacionalización de la educación superior en la sociedad a inicio de siglo XXI, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, debe aunar esfuerzos en su política institucional, hacia el mejoramiento de la práctica docente, la calidad de la enseñanza, el desarrollo institucional, las actividades de colaboración e integración, así como promover la investigación en redes, “no desde la búsqueda de productos, de eficiencia y de fines prácticos del lucro, sino desde las condiciones reales del desarrollo general común, y desde el valor social de los conocimientos que se producen y distribuyen, y que se vinculan con las prioridades nacionales regionales y mundiales del desarrollo sustentable”, ( Didriksson.2003.2).
En palabras de Liliana Ramírez (2014), este proceso supone, entre otros aspectos: fortalecer la cooperación interuniversitaria, es decir la cooperación para el desarrollo; organizar y compatibilizar los diseños curriculares, difundir la oferta docente e investigadora en el exterior, definir las áreas geográficas de interés para la universidad, fomentar la movilidad internacional en colaboración con los centros de administración y servicios, gestionar la movilidad internacional en colaboración con los Centros, Departamentos de origen y destino y sistematizar la información en relación con las actividades de carácter internacional existentes, propiciando la disponibilidad de información actualizada que permita responder eficazmente a las demandas de nuestra comunidad académica.
En el ámbito de estos planteamientos se está destacando el “papel que juegan las instituciones de educación superior en la conformación de nuevas expresiones de sociedad, de sujetos sociales, de ciudadanía, de gobernanza, de cultura académica, de relaciones sociales, de economía, de globalización, de movimientos sociales, de cambios locales intensos y de formación de bloques subregionales diversos”…que ponen énfasis en la cooperación académica horizontal. (Didriksson.2016).
En el contexto de la internacionalización de la educación superior, “vale la pena mencionar la importante presencia de otras agencias de interés, entre las que destacan la asociación Internacional de Universidades y la Agencia Española de Cooperación Internacional. Esta última administra actualmente recursos financieros del propio gobierno español.
También, el programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD), la Unión Europea (UE), el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA) y la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el desarrollo (UNCTAD), con fondos destinados a los programas macro de cooperación como: INTERCAMPUS (movilidad de estudiantes y académicos), MEC-MER (Cooperación científica), IBERCUE (Cooperación universidad-empresa) y acciones específicas de apoyo interinstitucionales”.
La cooperación regional en la educación superior se ha intensificado notablemente.
Con éxitos, y muchos programas y proyectos en marcha, los temas de la movilidad de títulos y grados, de programas conjuntos en diferentes ámbitos y niveles, del uso extensivo de nuevas tecnologías, de los programas de títulos compartidos, del establecimiento de redes y de trabajo multilaterales, tienen ya gran actualidad y se han convertido en parte de la agenda prioritaria del cambio en las instituciones de educación superior a nivel local, regional e internacional.
En el ámbito de la internacionalización de la educación superior, la UASD como institución estatal, debe inscribirse en este proceso el cual deberá estar centrado en impulsar un nuevo modelo alternativo de universidad, caracterizada por ser una institución productora y generadora de transferencia del valor social de los conocimientos y de pertenencia de las tareas académicas; el cual se sostiene en la transformación de las estructuras en redes y en la cooperación horizontal que da prioridad a los proyectos interinstitucionales, a la más amplia modalidad ocupacional del personal académico y de los estudiantes, a la homologación de títulos; en la coparticipación de recursos y a una orientación educativa en la perspectiva de formación de un profesional con sólida competencia, niveles de compromiso y conciencia social.