Investigadora identifica primera expresión de la arquitectura dominicana en Ciudad Colonial

Por Randy Rapozo | | [email protected]

27 octubre, 2016 - 11:55 AM


La arquitecta de profesión Risoris Silvestre analizó las variables que determinan el espacio, materiales y ornamentación en la viviendas de la Ciudad Colonial de Santo Domingo durante el periodo 1795-1930, según las condiciones económicas y sociales de los diferentes usuarios.

 

 


Por: Wellington Melo

La arquitecta Risoris Silvestre, pro­fesora de Historia de la Arquitectura en nuestra Universidad, analizó las variables que determinan el espacio, los materia­les y la ornamentación en las viviendas de la Ciudad Colonial de Santo Domin­go durante el periodo 1795-1930, según las condiciones económicas y sociales de los diferentes usuarios.

La Zona Colonial figura en la histo­ria como la primera ciudad fundada por los colonizadores europeos en América, por lo que es la parte más antigua de la Ciudad de Santo Domingo. Sus impre­sionantes monumentos, fortalezas, igle­sias, callejones, ruinas, calles de piedras, y las imponentes casas de renombrados personajes coloniales, convierten al Cen­tro Histórico en el punto de referencia del área del Caribe en belleza arquitec­tónica y recuerdos coloniales.

Por el hecho de que esta parte de la ciudad fue fundada por los colonizado­res españoles, aún sobrevive la herencia española en lo que respecta a la estructu­ra arquitectónica de muchas casas colo­niales, adornadas con piedras coralinas, fuentes y vegetación, y el espacio que no faltaba en esas viviendas: el patio espa­ñol o patio central.

“La miseria reinante que permaneció en el periodo 1795-1930 no permitía rea­lizar modificaciones a las viviendas pa­ra adaptarlas a los gustos de sus ocupan­tes, que se habían comenzado a definir con una nueva identidad. La vivienda en la ciudad de Santo Domingo mantu­vo las características hispánicas desde su fundación a lo largo de ese tiempo, correspondiendo a una forma de vivir introvertida”, sostiene.

Empero, con el surgimiento de la arquitectura moderna, en los inicios del siglo XX, a muchas viviendas co­loniales le fue impregnado el estilo de construcción criollo, que contrastaba ligeramente con el aplicado por los es­pañoles.

Precisamente, ese fue el principal hallazgo de la investigación realizada por la maestra Silvestre, quien enfocó su trabajo en analizar las características ex­teriores e interiores de las viviendas co­loniales y las diferencias entre las cons­truidas por los españoles y el estilo uti­lizado por los dominicanos.

En sus conclusiones, la investigadora expresa que “la inestabilidad política del país durante las dos terceras partes del siglo XIX no permitía el avance social y económico de la población, y la socie­dad se mantuvo estancada, dividiéndo­se en dos grupos solamente, la baja y la alta sociedad, a pesar de haberse declara­do la República en 1844, y de comenzar a formarse la identidad del dominicano”.

De acuerdo a la investigadora, la mo­tivación principal para iniciar su trabajo, de más de un año, fue el hecho de haber constatado que los libros de arquitectu­ra abordaban las características de las vi­viendas del Centro Histórico, únicamen­te desde el punto de vista de su exterior.

Características de las casas colo­niales

El inmueble colonial de Tapia, (antigua técnica que consiste en construir muros con tierra arcillosa húmeda, compactada a gol­pes mediante un “pisón”, empleando un en­cofrado para formarla), que era el predomi­nante en la época de la colonia, estaba cons­truido con muros de mampostería, piedra, ladrillos y madera; sus pisos eran de mosai­cos, mientras que sus techos eran de estilo romano y de zinc. También, hay los inmue­bles de Tapia con Balcón Corrido y de Ta­pia y Hormigón Armado.

“Las fachadas se mantuvieron simples, conservando las características medievales, encontrándose en algunas cuya posición económica durante la colonia se lo permitía, adornos platerescos sobre las puertas prin­cipales. Por el poco desarrollo económico, los materiales de construcción se mantenían iguales a los utilizados durante la colonia y el número de pisos no pasaba de dos”, señala.

La vivienda contaba con pocas ventanas al exterior y los laterales, de acuerdo a lo que pudo constatar la investigadora en el proce­so de levantamiento de la información. Di­cen algunos historiadores que ese estilo en la construcción de las viviendas lo adopta­ron los españoles debido al temor a los ata­ques de las tribus indígenas.

“Entiendo además, que otra razón para que se construyeran las viviendas en ese es­tilo es que el español vive hacia dentro, nie­ga la calle. La entrada principal de esas vi­viendas conectaba directamente con el pa­tio y eso ayudaba con la iluminación”, con­cluyó la investigadora.

Hallazgo principal

La arquitecta Silvestre, quien ostenta además una especialidad en Turismo Cul­tural, manifiesta que al finalizar la época de la colonia no hubo cambios en las vivien­das, ya que se mantenían los mismos pará­metros de construcción establecidos duran­te el Renacimiento.

Sin embargo, con la irrupción de la lla­mada “arquitectura moderna” ese esquema varió y comenzaron a surgir las manifes­taciones criollas en las construcciones del Centro Histórico.

“La primera vez que se produce una ma­nifestación arquitectónica criolla, fue en el momento en que se le agregó el balcón co­rrido a las viviendas. Esto aconteció a prin­cipio del siglo XX”, apunta.

El inmueble de Tapia con Balcón Co­rrido es la primera muestra del dominica­no en materia de construcción, aunque ca­be destacar que se mantuvo intacto el esti­lo interior de las viviendas y el tipo de ma­teriales utilizados.

La investigadora analizó el 10 por cien­to de la totalidad de las viviendas de la Zo­na Colonial, extrayendo una muestra si­milar para cada una de las tres categorías de viviendas.

Durante un año, la investigadora levan­tó una muestra representativa de viviendas construidas entre el 1795 y el 1930. An­teriormente, participó como coautora en los libros “Guía Urbana de Santo Domin­go” y “60 Años Edificados: Memorias de la Construcción de la Nación”.

LAS PRINCIPALES RECOMENDACIONES DEL ESTUDIO INCLUYEN:

1. Promover la creación de leyes que preserven el balcón corrido de las casas coloniales, por ser este aditamento la primera expresión arquitectónica del dominicano.
2. Declarar todas las edificaciones que conservan el balcón corrido como patrimonio dominicano.
3. Establecer reglamentaciones para la correcta intervención de las edificaciones que poseen esas características.
4. Preservar las fachadas de hormigón, como una muestra de las preferencias y manifestaciones arquitectónicas de los dominicanos.
5. Establecer reglamentaciones para su correcta intervención.

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