Con este lema se celebró en más de 170 países la Semana Mundial de la Lactancia Materna del 1 al 7 de agosto, celebración decidida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en el año 1990, con el fin de proteger, promover y respaldar la lactancia materna, en virtud de la importancia que aporta al ser humano desde que nace hasta que muere, al recibir sus beneficios, que duran para toda la vida.
Los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobaron la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, basada en 17 objetivos, que incluyen: poner fin a la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Cada objetivo tiene metas específicas que deben cumplirse durante los próximos 15 años.
La lactancia materna es clave para el desarrollo sostenible porque está relacionada con la nutrición, con la salud, con la seguridad alimentaria, con el desarrollo, con la supervivencia, y con una mayor productividad económica, de manera ambientalmente sostenible.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo, a través de la Facultad de Ciencias de la Salud es miembro de la Comisión Nacional de Lactancia Materna y en la currícula de varias escuelas se contemplan temas de lactancia materna así como también en las prácticas clínicas supervisadas, en programas de posgrado y algunas de las Residencias Médicas.
La leche materna es considerada como el alimento ideal para que los niños que la reciban de manera exclusiva durante los primeros seis meses logren un crecimiento y desarrollo físico, psicológico, hormonal, inmunológico, neurológico y emocional adecuados y se recomienda seguirla después de esa edad como un complemento de otros alimentos, hasta los dos o más años del niño.
La lactancia materna aporta beneficios de una dimensión extraordinaria al bebe, a la madre a la familia, al medio ambiente y al país.
En el niño, lo protege contra las enfermedades infecciosas y crónicas, enfermedades gastrointestinales y respiratorias -como la neumonía y alergias- lo protege contra el estreñimiento y los cólicos, favorece el adecuado desarrollo del cerebro, le aporta una vacunación natural a través del calostro, que es la primera leche que el niño recibe. También, favorece el correcto desarrollo de la mandíbula, los dientes y el habla. La leche materna se va adecuando, a medida que el niño crece, para suministrar los requerimientos necesarios según la edad.
Favorece el vínculo de la madre con su hijo y estimula la autoestima y seguridad del niño. Las madres que lactan tienen menos riesgos de cáncer de ovarios y de mamas. Reduce la incidencia de diabetes y osteoporosis. Además, es una excelente forma de volver rápidamente al peso ideal, previene la anemia y la depresión. La lactancia materna refuerza los lazos de amor en la familia, previene el maltrato infantil, ahorra tiempo, dinero y evita la contaminación del medio ambiente.
Se estima que al aplicar la lactancia materna tal como se recomienda se evitaría la muerte de más de un millón de niños al año. Igualmente, que es importante colocar al bebe desde que nace piel con piel con su madre para favorecer el apego precoz y el inicio de la lactancia temprano.
Es tan importante la lactancia materna, que desde los años 80 se han realizado acuerdos internacionales y nacionales que la protegen y la promueven, con el fin de mejorar la supervivencia infantil.
La ley 08-95, sobre lactancia materna, tiene el propósito de rescatar la práctica de dar el seno y proteger la lactancia materna, regulando la comercialización de sucedáneos de la leche materna, además de garantizar los derechos a la familia. Derecho a recibir información y apoyo sobre lactancia materna, en la consulta de embarazos, antes del parto, en el centro de salud, ya sea público o privado, y después del parto.Todas las madres tienen el derecho a lactar a su cría.
No obstante los esfuerzos realizados por entidades comprometidas con la salud del pueblo, tenemos en el país los mortificantes datos de una tasa de mortalidad infantil alrededor de un 27 por cada 1000 nacidos vivos, escandalosa cifra que junto con la tasa de lactancia materna, que se encuentra en un 7 por ciento, unas de las más bajas en el área. Ambas estadísticas son muy graves y nos colocan en un escrutinio vergonzoso a nivel de toda América y del mundo.
La situación de salud de los niños y la baja aplicación de la lactancia materna, más la violencia que se ha apoderado del país, nos obligan a reflexionar que de alguna manera están fallando las recomendaciones mundiales, los talleres, las reuniones, las alianzas, las estrategias.
Es urgente tomar decisiones más efectivas y en que todos estemos involucrados. El estado, las comunidades, las iglesias, las ONG, los centros de salud y de educación tienen que participar. Hay que promover que desde los primeros años del sistema escolar se adquieran los conocimientos sobre la preservación de la salud, con orientaciones sobre lactancia materna y que la lucha contra los emporios económicos de la comercialización de las fórmulas sea una realidad, aplicando la ley con todo rigor.
Que sea obligatorio como un compromiso nacional pasar cuñas publicitarias sobre los beneficios que aporta la lactancia materna, de manera gratuita, a través de los medios de comunicación, ya sea escrita, radial, televisiva y virtual,
¡Es lo menos que podemos hacer!