Manuel Matos Moquete Un intelectual que pone su pluma al servicio del compromiso social

Por Randy Rapozo | | [email protected]

25 octubre, 2015 - 11:45 AM


En 1963 ingresa a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la que “abandona” de inmediato para acudir al llamado de la situación política nacional, a la que se dedicó a tiempo completo, en las luchas sociales y políticas del país, en plena efervescencia de las contradicciones que posteriormente degeneraron en el golpe de Estado al profesor Juan Bosch.

Asegura Matos Moquete que los jóvenes estudiantes de la UASD fueron los que abrieron el camino a la conciencia política del país. Del primer tramo de los años 60 recuerda de la juventud que se entregó de lleno a la causa política, asumiendo roles protagónicos en la sociedad, Manuel Matos Moquete ejerció la militancia política a muy temprana edad, en busca de construir la democracia en tiempos muy difíciles, donde ser joven y expresarse era un problema.

Reseña el papel de la clase media, la que se convirtió en la protagonista de la época, al tiempo de agregar que de esa convulsión política nacieron las organizaciones gremiales, sociales y estudiantiles en la sociedad dominicana, lideradas por la juventud universitaria, ante la falta de liderazgo en la etapa post Trujillo.

Para el académico, el ansia de libertad constituyó el incentivo principal de los jóvenes para involucrarse en las luchas sociales, cuyos reflejos se expandieron por todo el país, en momentos en que la capacidad de opinar, moverse y viajar eran temas vedados para la población. El país estaba amarrado en los valores de la obediencia, el respeto a la autoridad y el conservadurismo, que eran los puntos fuertes de la educación. Para el intelectual, el país ha avanzado en muchos aspectos, dejando un enorme retraso en la orientación política, donde los valores de Trujillo quedaron atados en el simiente de la sociedad; el neotrujillismo, el caudillismo, el clientelismo y el apego a la autoridad siguen siendo la fórmula para resolver los problemas del país.

Matos Moquete entiende que en el país, la sociedad civil tuvo un desarrollo tardío, y la “democracia liberal” que alcanzamos después, no ha logrado ser ni democrática, ni liberal, porque siguieron gravitando prácticas que debieron ser superadas. Los derechos, la esperanza de libertad y la democracia se han transformando en una especie de conformismo y acomodamiento. En pocas palabras, hemos venido regresando a pesar de los tiempos, donde todo ha devenido en burocracia como expresión básica de la sociedad.

Complacido del papel jugado en su juventud

El ahora experimentado intelectual Manuel Matos Moquete se siente complacido del papel jugado en su época de juventud, no se queja de la accionar político, ni del compromiso asumido, más bien piensa que el espíritu democrático que hoy se exhibe es resultado de los aportes de la juventud de su época. Lejos de arrepentirse, califica sus andanzas como un proceso necesario y rico en aportes al país.

El político fue enfático al afirmar que no fue una generación fracasada. Por el contrario, fue esa generación anterior a la revolución de abril, con su sangre, con sus vidas, con cárcel, con persecuciones y con sus huérfanos, la que abonó el terreno que ha permitido alcanzar los niveles de democracia que hoy tenemos. Sin esos aportes, hoy estuviésemos esperando un golpe de Estado, un coronel o una poblada para el cambio, y no las instituciones que tenemos.

La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) es el principal resultado de las luchas de esa época. Fue después esos acontecimientos que despertaron las artes y la cultura de manera abierta.

El mundo literario conjugado con la educación y la política.

En 1967 en medio de las convulsiones sociales, post guerra de abril, en los tiempos que era miembro de la Comisión Política del MPD, esta lo envió a un evento de solidaridad, (OLA) en Cuba, de donde no pudo regresar ya tenía impedimento de entrada a su propio país, dispuesta por el régimen de Balaguer. Estando en Cuba se involucró con el movimiento guerrillero que se entrenaba en ese país, liderado por Francisco Alberto Caamaño para venir a enfrentar con las armas al gobierno de Balaguer, en medio del proceso estuvo preso por movimiento y el gobierno de Cuba.

Regreso al país en enero del 72, a cumplir una misión encomendada por movimiento guerrillero acampado en la mayor de las islas del Caribe. De inmediato cayó preso, y fue confinado en la cárcel de la “Victoria” en la que paso 3 años, los que define como un episodio “incomparable” con lo que puede pasar y merecer un ser humano. En 1975 salió de la “victoria exiliado para Francia, en esa nación de Europa, tuvo que convivir ocho años, en ese país realizó sus estudios universitarios, hasta alcanzar un doctorado en lingüísticas. De regreso a la Republica Dominicana en 1982 se incorporó a la vida académica.

Manuel cuenta que quería ser médico, pero el compromiso con la libertad le impidió seguir estudiando, como le paso a una gran parte de su generación que se abrazó con la lucha política y social del país. Su pasión por la literatura le nació escribiendo volantes, panfletos en las publicaciones de izquierda después de la guerra de abril, especialmente en el periódico “Libertad”, del cual fue editor.

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