El 1914 tiene un importante significado para la Universidad Autónoma de Santo Domingo-UASD- ya que ese año acontecieron importantes eventos que forman parte importante de la historia de la academia estatal más antigua del nuevo mundo. En ese año, el gobierno provisional del doctor Ramón Báez emitió un decreto que declaró al Instituto Profesional -oficialmente transformado y constituido- en Universidad de Santo Domingo, y también vio la luz el primer órgano institucional de difusión del acontecer universitario: la Revista Anales.
El surgimiento de este instrumento de divulgación de las informaciones que se originaban alrededor de la Universidad se produjo en un contexto en que la academia venía de atravesar turbulentos procesos que la mantuvieron cerrada por años y en momentos en que la práctica de la comunicación social y el ejercicio del periodismo eran bastantes exiguas.
Las coordenadas de las primeras publicaciones de la Revista Anales fueron identificadas por el maestro Luesmil Castor Paniagua, quien argumenta en su trabajo de investigación que la UASD fue la plataforma que impulsó el desarrollo del periodismo en el país. Este dato indica que hace más de un siglo del surgimiento del primer órgano periodístico institucional en la UASD.
“Sin embargo, la Revista Anales cobra mayor importancia cuando en el 1935 se instituye como una revista formal de la casa de altos estudios, desde el ámbito de la periodicidad, ya que empezó a salir de manera trimestral”, expone el maestro de la Escuela de Comunicación Social de la UASD en su libro en preparación “100 años de Periodismo Institucional Universitario”.
En su trabajo de investigación, el profesor Castor Paniagua realiza un ejercicio cronológico, basado en evidencias documentales contundentes, del surgimiento y evolución de las diferentes publicaciones institucionales de la Universidad, desde el 1914 hasta la fecha.
Desde el año 1914, los distintos acontecimientos históricos que se producían en la universidad del Estado pasaron del anónimato a ser recogidos en la primera publicación universitaria de la que se tiene conocimiento, cuya historia aparece recopilada en un nuevo documento
Mediante una secuencia armónica y cargada de profusos datos inéditos, el maestro investigador se refiere al perfil, las características y los protagonistas de cada una de esas publicaciones que sirvieron de plataforma para la difusión de informaciones de interés, tanto para el entorno de la Universidad, como para la sociedad en sentido general.
“Por ello, creemos que desenterrar aquellas lejanas fechas y poner a cada uno de los lectores en contacto con las mismas es mucho más que eso, acercamiento de todos y todas es mucho más pues, dado el hecho de que con ellas pudimos llegar a los verdaderos orígenes y el recorrido histórico que han tenido los diferentes medios aparecidos a lo largo de todo el pasado Siglo XX, lo cual ha desembocado en lo que hoy conocemos en el ámbito de la familia universitaria de la UASD como “El Universitario”, expresa Castor Paniagua.
La Revista Anales fue sometida a una profunda reestructuración en el año 1939, cuando empezó a estar matizada por secciones fijas como: Colaboración, donde se destacaban escritos de los profesores e intelectuales nacionales y extranjeros, así como la destacada sección Crónica Universitaria, donde se hacían resaltar las actividades culturales, administrativas y documentos históricos.
“Podemos destacar que durante el rectorado del doctor Virgilio Díaz Ordoñez, la revista tuvo un cambio de nombre de Anales al de “Anuario”, pero conservó el mismo formato, no así su periodicidad, sino que la misma vino a tener una salida anual y cambios en los contenidos, pasó más bien a ser una revista memoria de lo más relevante que acontecía en el año trascurrido”, amplía.
En su amplío despliegue narrativo, el maestro investigador pone en su justo contexto todos los elementos y acontecimientos relevantes que precedieron y sirvieron de base para el establecimiento institucional del periódico El Universitario.
Evidentemente que esos detalles son determinantes y fundamentales para entender la trayectoria histórica del periodismo institucional en la universidad primada de América y del mundo universitario dominicano.
“El primer medio que avistamos en el ámbito periodístico, luego de las revistas mencionadas, es el periódico Juventud, el cual apareció a la luz pública en enero de 1941, cuando corría la rectoría del doctor Virgilio Díaz Ordóñez, y el mismo era un periódico de suma importancia dado el sector de donde procedía; este era una hechura de la juventud que estaba sumada a la llamada Guardia Universitaria Presidente Trujillo y, posteriormente, en su segundo número pasó además de ser vocero de este primer grupo ideológico trujillista, a ser también vocero del Partido Trujillista”, expone.
Este periódico tenía una dirección colegiada donde figuraban Ricardo Mejía, Máximo Llaverías y Fernando Amiama Tió. Para el mismo no aparecen identificados redactores o colaboradores, aunque al cabo de varios años de salida, dicho semanario se convirtió, en 1945, en un medio que salió de manera quincenal.
Luego del periódico “Juventud”, surge El Digesto, que era un órgano universitario estudiantil, que se convirtió en un rayo de luz en medio de la oscuridad de la tiranía trujillista, según datos registrados por el historiador del periodismo dominicano, don Marcos Antonio Martínez Paulino en el folleto “Publicaciones Periódicas Dominicanas desde la Colonia”.
El Digesto fue fundado y dirigido por el señor Eduardo Jiménez Martínez.
“El Digesto, que significa resumen o compendio, es un nombre que tiene correspondencia de quienes fueron sus fundadores, justamente estudiantes de derecho de la facultad de Ciencias Jurídicas de la antigua universidad de Santo Domingo, hoy nuestra Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ellos asumieron aquel nombre un tanto extraño porque el mismo refiere a una colección de textos escogidos de juristas romanos, los cuales fueron publicados en el año 533 d. c. por ordenamiento del emperador bizantino Justiniano”, señala el investigador.
De acuerdo con Castor Paniagua, el dato que arrojó luz fue el nombre dentro de los protagonistas de aquel acontecimiento académico-intelectual, del hoy prestigioso abogado Ramón Pina Acevedo, a la sazón, hijo del coronel que se encargaba de la guardia de seguridad de la entonces Universidad de Santo Domingo y quien por demás era un reconocido jurisconsulto de altos vuelos académicos e intelectuales de su época.
La historia del acontecer en la Primera Universidad del Nuevo Mundo aparece recopilada en una amplia lista de publicaciones periódicas, que marcaron el inicio del periodismo universitario en la más vieja universidad del Nuevo Mundo.
OTRAS PUBLICACIONES INSTITUCIONALES
El 3 de mayo de 1944 El Digesto cambió de nombre; en lo adelante pasaría a llamarse El Universitario, el cual siguió con su misma fecha de fundación, su mismo director, fundador y administrador y sus mismas ocho páginas, por lo que solo hubo cambios en el cuerpo de elaboración, que aumentó significativamente y que trajo como lema “el vocero del estudiantado de la universidad más antigua de América.
“Este instante importante desarrollado por El Universitario, trajo consigo que a su desaparición, durante la rectoría del doctor Pedro Troncoso Sánchez, otro grupo de jóvenes entusiastas y con una importante visión de que era una acción medular una publicación de interés universitario, se le permitió la realización de unos de los proyectos más destacados en medio de ese vacío de no haber un medio informativo en la centenaria universidad de Santo Domingo (USD). Es así como surge la revista Juventud Universitaria, el 15 de marzo de 1945”, amplía Castor Paniagua.
En 1946 surge el periódico “Criterio”, medio que, de acuerdo al trabajo de investigación de Castor Paniagua, era un mensuario de orientación católica, elaborado por jóvenes que pertenecian al “Centro Universitario de Acción Católica Santo Tomas de Aquino”.
“Es en este contexto en que corría la rectoría del doctor Pedro Troncoso Sánchez, que luego de un terreno baldío de varios años sin una publicación que reseñara el activismo universitario surgió, en enero de 1954, el periódico “Alma Máter”, un tabloide tipo Berlinés que era editado a blanco y negro, con una impecable diagramación y distribución de los espacios, con una salida mensual y una tirada de mil ejemplares”, apunta,
En el trabajo de Castor Paniagua también se hace referencia al periódico “Ecos Universitario” y al nacimiento, el doce de enero de 1970 del UNIVERSITARIO, el cual vio la luz durante la rectoría del ingeniero Andrés María Aybar Nicolás. Era un tabloide tipo Berlinés de ocho páginas a blanco y negro. El mismo reza en su macheta que saldría con una periodicidad de cada quince días y tenía como director al titular de la Escuela de la Información Pública, doctor Rafael González Tirado, como Jefe de Redacción al profesor Alberto Malagón y como administrador a Heriberto Hernández.
“De los últimos treinta y un años (31) uno de los cambios significativo que tuvo este medio es que a diferencia de la década del setenta, cambió de nombre al de El Universitario. Podemos afirmar que un momento de esplendor de este medio (que reflejó la investigación sobre la realidad mediática universitaria), fue el vivido durante los años de la década de los ochenta, cuando la escuela estaba bajo la dirección del profesor Onofre de la Rosa García, en donde un grupo de estudiantes de la carrera realizaba sus afanadas prácticas periodísticas. Para esa oportunidad, la profesora Ángela de León Navarro era la subdirectora y los aprestos y tutela del Jefe de Redacción estaban sobre los hombros del conspicuo y destacado periodista dominicano José Dolores Martínez Paulino, cariñosamente Pitágoras Martínez”, argumenta.
Expresa Castor Paniagua, que en la actualidad las autoridades universitarias han puesto en manos diestras y expertas ese importante medio, pero más aun, han dedicado los recursos necesarios tanto en el personal humano como en lo económico para sacar quincenalmente el periódico, han reformulado el estilo y la dinámica de diagramación, así como de las secciones, provocando con ello un gran atractivo hacia el imaginario colectivo de los uasdianos. Otro punto a destacar es su tirada, la cual ha aumentado significativamente.