Por: Tony Gutiérrez
Como si los materiales foam fueran algo inocuo e inofensivo a la salud humana y a nuestros ecosistemas, en la República Dominicana es de amplio uso, sobre todo, en una zona urbana con tantas complicaciones como Santo Domingo, que a todo aguacero le sigue una fatal tormenta y con esta, la invasión a los vertederos, cunetas, ríos y playas con esos materiales plásticos fabricados con poliestireno y polietileno, que los ciudadanos insensibles arrojan de manera irresponsable en los sistemas de drenajes. Muchos de esos desechos constituyen vasos, neveritas y platos, fundas plásticas, así como todo tipo de recipientes plásticos y objetos utilizados de manera intensiva que no pueden biodegradarse, ni mucho menos compostarse.
Los derivados de este combustible fósil no solo generan emisiones de ciertos gases a la atmósfera, que destruyen la capa de ozono, crean gases de invernadero y agravan el calentamiento global, sino que también afectan nuestra salud y a los ecosistemas del país, atacando especialmente a las especies marinas. De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (FPA), de los EEUU, tanto el poliestireno como el estireno y el benceno (otro componente de este producto) han sido determinados como posibles carcinógenos humanos.
En adición, el poliestireno que llega a las playas es ingerido por las especies marinas, muchas de ellas en peligro de extinción, como el carey, así como por las aves. Estos animales no tienen la capacidad de digerir este material sintético, por lo que se mantiene en su estómago provocando la falsa sensación de haber comido, por lo que mueren por inanición.
El “foam” no es biodegradable
Se ha podido observar que la naturaleza tan sólo puede dividir su estructura en moléculas mínimas del foam, que es bien quebradizo, pero no biodegradarlo. Se estima que pueden pasar hasta mil años y será posible encontrar un objeto de este material intacto. Según las investigaciones de Cleveland State University, se necesita más de un millón de años para que el poliestireno expandido pueda descomponerse, por lo que su inmenso uso hace que se generen enormes cantidades de basura con este desecho sólido, que afectan las lluvias, los ríos, el suelo, las playas, y hasta a los animales, que lo confunden con alimentos, matándolos por inanición.
Como se puede observar, por sus cualidades de preservación térmica, con el material “foam” se fabrica una inmensa cantidad de recipientes para el envase de bebidas y comidas. Pero, lamentablemente, es uno de los materiales más dañinos para el medio ambiente que existe en la actualidad. Se hace urgente tomar medidas drásticas que pongan un “stop” al gravísimo problema que representa la proliferación sin controles de ese material.
Cuando llueve, los ríos arrastran estos materiales contaminando ríos, bahías, embalses, lagunas y playas, en casi todos los litorales de las costas y recursos hídricos dominicanos. Da pena observar en el litoral Sur de la ciudad de Santo Domingo ese desagradable espectáculo de abandono. Hasta en la playa del Club de Profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) los dirigentes del gremio de profesores -que lo administran- no han podido ofrecer una respuesta como exige el protocolo ambiental de una universidad certificada internacionalmente a ese descuido ecológico en la playa de Güibia. Este maravilloso recurso natural de la Primada de América es un lugar que debería declararse como santuario oficial de las tortugas marinas por parte del Ministerio de Medio Ambiente, ya que en ella desovan anualmente estas especies marinas en vía de extinción.
La utilización de bolsas de plástico genera cada año 100.000 toneladas de residuos y 440.000 toneladas de dióxido de carbono que contaminan el planeta.
Urge una Campaña Educativa en Contra del Uso del Foam
Abogamos por la implementación de una campaña educativa para concientizar a la población dominicana por todos los medios disponibles. La misma debe estar dirigida, muy especialmente, a crear conciencia en los nuevos emprendedores de una novísima industria alternativa y de una dirigencia de políticos en el Congreso Nacional para la implementación de proyectos de leyes que pongan freno a ese mal. En el mes de julio de 2015, en Puerto Rico se emitió una Ley que prohíbe el uso de neveritas de foam en playas y cuerpos de agua, con la finalidad de proteger el medio ambiente y la vida marina.
En el otro extremo del macro-problema ambiental creado por el material foam se encuentran las pequeñas y medianas empresas del comercio informal.
En el caso de la economía informal, los vendedores ambulantes manejan inescrupulosamente los desechos sólidos, sin ningún tipo de criterio de protección del medio ambiente.
El objetivo urgente de esa campaña ha de producirse tras la amplia información que ya existe en torno a lo tóxico y dañino del material foam, tanto para el organismo como para el ambiente.
Además de los daños al medio ambiente, el uso del foam provoca graves efectos a la salud de los seres humanos, ya que deja neurotoxinas en el organismo, afecta el sistema reproductivo y aumenta el riesgo de cáncer, especialmente cuando dichos materiales son calentados en microondas. Otros problemas de salud que se asocian con este material son la fatiga, complicaciones nerviosas, dificultades del sueño, problemas con la sangre y anormalidades genéticas.
ALTERNATIVAS
Como alternativa para poner punto final al uso de este nocivo material, recomendamos:
- Que sean sustituidos por otros materiales biodegradables y compostables, que ya existen.
- Que sean suplantados los materiales con los que se fabrican los envases y neveras.
Destinar mayores fondos a nivel local e internacional para que, con tecnología avanzada, se busquen soluciones para ecológicamente sostenibles. En la actualidad se están logrando avances notables en la fabricación de bioplásticos a base de almidón y celulosa. - Recurrir al uso de bioplásticos y materiales alternativos que ofrecen ventajas ambientales respecto a las bolsas de plástico de polietileno que se han empleado tradicionalmente, hechas de materia prima provenientes del petróleo.
“Quién dijo que todo está perdido”,
como expresa Fito Páez en su canción. Ante las grandes crisis de la humanidad siempre se encuentra una luz al final del túnel.