Por Randy Rapozo | | [email protected]
25 octubre, 2017 - 2:41 PM
Uno se trata de un hecho histórico de gran trascendencia que contribuyó a marcar el origen de lo que somos hoy como nación. El nueve de marzo del año 1817, hará pronto doscientos años, vio la luz por primera vez el hijo de Narciso Sánchez y María Olaya del Rosario. Nació ese día Francisco del Rosario Sánchez del Rosario.
Ese niño, llamado a jugar un papel trascendental en el establecimiento de la República Dominicana, con poco menos de 27 años, representa, junto a sus compañeros de la Sociedad Secreta La Trinitaria, un símbolo de arrojo y patriotismo que debe inspirar a las generaciones que heredamos el gentilicio que nos distingue.
Honremos de manera especial la memoria de Francisco Sánchez del Rosario, conmemoremos cada día del año su bicentenario, emulando su ejemplo de patriota. Divulguemos los detalles de su vida, que lo consagran como prócer y mártir, habiendo sido fusilado en 1861 a raíz de su firme decisión de impedir el retroceso en la marcha iniciada para hacer de la República Dominicana una nación libre e independiente.
Otro hecho de relevancia que hay que celebrar lo constituye la decisión del honorable Consejo Universitario de designar en nuestra universidad el año 2017 como el Año del Fomento del Desarrollo Tecnológico, la Innovación y el Emprendimiento.
Este hecho constituye un reconocimiento a la importancia que el tema tiene para el futuro de la República Dominicana y representa un espaldarazo a las personas y dependencias universitarias que desde hace años han estado abogando porque se creen las condiciones para que desde la Academia se tomen acciones que promuevan la creación de un ambiente donde florezcan acciones concretas de emprendimiento.
La Universidad tiene por naturaleza promover el desarrollo tecnológico y la innovación. Es buena la ocasión para impregnar con estos enfoques todas las actividades que realiza la Primada de América.
Hagámoslos ejes transversales. Se puede desde la docencia, aún más en lo que tiene que ver con la segunda función propia de la Academia, que es la investigación. El registro de patentes a partir de innovaciones generadas por los actores universitarios debe enfatizarse, como igualmente, hay que prestar atención a la difusión de los avances tecnológicos que se recogen en cientos de trabajos de tesis y cursos monográficos.
Aunemos esfuerzos para que desde dos áreas tan distintas, pero fundamentales para asegurar nuestra supervivencia como nación, podamos seguir marchando en procura de un mejor futuro.
Marchemos sin olvidar los sacrificios de los fundadores de la República y los principios rectores que nos legaron. Impulsemos el país hacia mayores niveles de capacidad y desarrollo, para asegurar mejores condiciones de vida para todas y todos los dominicanos.